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Al pan pan y al cripto cripto: sus dos funciones

Catorce años han pasado desde la invención del Bitcoin y a pesar de que su nombre nos lo recuerda siempre (coin) su uso como moneda no acaba de cuajar. El mayor avance lo protagoniza El Salvador en donde su adopción como moneda de curso legal ha generado desconfianza en la mayoría de su población (70% de los salvadoreños no confían en su uso) y ha levantado un recorte en la calificación de dicho país por parte de Fitch Ratings además de una recomendación del Fondo Monetario Internacional para eliminar de inmediato su uso corriente.


El nombre que el inventor del Bitcoin escogió no es casual. En 2008 una persona hasta ahora anónima publicó un paper bajo el pseudónimo de Satoshi Nakamoto. Allí describe que el propósito de su invención (lo transcribo aquí textualmente) es crear una nueva versión de moneda electrónica que posibilite los pagos entre dos individuos de manera directa (peer-to-peer) sin necesidad de la mediación de instituciones financieras para garantizar la confianza de las transacciones. Nakamoto se jacta en las conclusiones de este documento de haber creado un sistema de transacciones electrónicas cuya principal virtud es no depender de la confianza de nadie.


¿Podrán las criptomonedas cumplir la función de dinero para la que se supone fueron creadas? Algunos expertos se inclinan por pensar que no, pero cuidado, esto no significa que las criptomonedas no puedan representar una forma efectiva de inversión. Veamos los siguientes argumentos.


Como siempre es útil comenzar por las lecciones de la Historia y Yuval Noah Harari brinda en su libro Sapiens una muy clara y convincente explicación del origen del dinero. Yuval relata como las primeras formas de moneda tenían un valor intrínseco, por ejemplo, las pieles de animales o el dinero de cebada sumerio que es la primera forma de moneda documentada y que surgió hacia 3,000 a.C. Esas primeras formas de dinero tenían un valor por sí mismo, ya sea que lo pudieras vestir para abrigarte o bien terminar siendo alimento en la forma de pan de cebada. Unos 500 años después comenzaría a utilizarse la plata como forma de moneda y poco después el oro, metales con nulo valor práctico pero que lograron una aceptación generalizada. Hay varias teorías del porqué el mundo entero concordó en el uso de estos metales, pero en todo caso el único valor que tienen está sólo en nuestra imaginación y en la confianza colectiva de que todas las personas los consideran valiosos.


La historia nos muestra que la confianza ha sido la base de toda forma de dinero y aunque Satoshi Nakamoto haya creado un Bitcoin tecnológicamente inviolable, ni esta ni ninguna criptomoneda han terminado usándose masivamente como dinero, precisamente porque carecen todavía de una confianza lo suficientemente universal. Bajo esta teoría histórica toda moneda exitosa ha estado relacionada intrínsecamente con un sistema político o ideológico que relacione dicha moneda con algún líder poderoso, emperador, reina o Estado como protectores de su valor.


Es difícil saber si las criptomonedas lograrán ser aceptadas por las personas como moneda corriente sin una figura humana de autoridad o institución de respaldo, sin embargo, podemos encontrar pistas en la teoría económica que nos indican que todo dinero debe tener al menos dos propiedades: 1) servir de medio de intercambio y 2) como depósito de valor. Como lo explica el financiero Cullen Roche ambas funciones del dinero no pueden cumplirse con la misma efectividad al mismo tiempo, sino que de hecho son excluyentes en cierto grado. El dinero requiere primero una cierta estabilidad en su valor nominal de corto plazo, uno espera que el dinero valga casi lo mismo hoy al pagar en el supermercado que mañana. Esto no sucede con el Bitcoin y las criptomonedas cuyo valor está sujeto a una gran volatilidad que hace que su uso como medio de intercambio diario sea poco confiable para todos.


En contraste, las monedas con una alta aceptación de intercambio como los dólares o los pesos son una muy mala manera de depositar tu riqueza, sencillamente porque la inflación termina consumiendo su valor. A manera de ejemplo, todos aceptamos el uso del Peso para pagar por bienes y servicios, pero sería una pésima idea mantener todo tu patrimonio en billetes y monedas debajo del colchón sin obtener ningún rendimiento a cambio.


Bajo este enfoque las criptomonedas son hoy una mala forma de dinero por carecer de estabilidad a corto plazo, pero pueden ser un buen depósito de valor como lo es una acción de Apple, el oro o una pintura de Picasso.


Nadie sabe cómo se definirá el futuro del Bitcoin y otras criptomonedas entre estos dos caminos excluyentes, terminar siendo dinero o continuar funcionando sólo como un activo. Parecerían estar librándose avances en cada lado con un tinte social interesante.


En su primera función, un estudio del uso de criptoactivos realizado por el centro de investigación social NORC de la Universidad de Chicago mostró en 2021 que 12% de los norteamericanos reportaron haber comprado alguna vez criptomonedas; no es una mayoría, pero lo interesante es que el 55% de sus compradores no tienen un título universitario y que sólo el 2% reporta haber recibido algún tipo de asesoría financiera para saber en qué estaba invirtiendo. Las criptomonedas se han vuelto particularmente utilizadas como una forma de dinero entre las minorías de menores ingresos sin acceso al sistema financiero, entre la clase trabajadora como una forma de envío de remesas y en economías emergentes de países con problemas de gobernabilidad e hiperinflación. El Índice Global de Adopción de Cripto muestra que el top 10 de países que concentran el mayor uso transaccional de criptomonedas son Vietnam, India, Pakistán, Ucrania, Kenia, Nigeria, Venezuela, Estados Unidos (con las precisiones ya hechas), Togo y Argentina.


En su segunda función, los grandes inversionistas institucionales están considerando cada vez más a las criptomonedas como una forma de activo. Un estudio del famoso administrador de inversiones Fidelity muestra que más del 50% de los inversionistas institucionales de Asia, Europa y Estados Unidos mantiene inversiones en criptomonedas. El mismo estudio revela que el 84% de los inversionistas de alto patrimonio en Europa ya tiene una parte de su portafolio invertido en criptoactivos.


Estos datos revelan que las criptomonedas están funcionando entre aquellas personas y países cuyo dinero tradicional ha fallado como un medio de intercambio confiable. Pero también paralelamente es ya un activo de inversión aceptado entre las grandes fortunas del mundo.


Estar al tanto de esta evolución en la función dual de las criptomonedas es importante pues nos permite actuar en correspondencia, tomando decisiones de uso e inversión dependiendo del riesgo que individualmente estamos dispuestos a correr y de las alternativas de dinero y activos que tengamos a la mano en nuestro propio contexto.


¿Qué nos deparará el futuro? Hagan sus apuestas.

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