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Cerebro, (corazón) y finanzas

Las finanzas personales no son muy diferentes de las finanzas de un país ni la de los mercados en general. Después de todo, los inversionistas son personas y los mercados no son más que la agregación de muchos inversionistas tomando decisiones sobre ciertos activos. A pesar de esto, la teoría financiera tradicional no puso mucho énfasis en lo que las personas somos sino en lo que ciertos economistas decidieron alguna vez que debíamos ser. Así nacieron los grandes supuestos racionalistas, como que los individuos analizan cuidadosamente toda la información con la que cuentan para luego balancear concienzudamente los riesgos y los retornos antes de decidir. Elegantes modelos económicos partieron de estas presuposiciones para explicar muy convincentemente el pasado, pero en cambio han casi siempre fracasado al prever el futuro de las economías. De allí el chiste entre economistas que dice que estos se pasan la mitad del tiempo haciendo predicciones y la otra mitad explicando por qué estas no se cumplieron.


Se dice popularmente que ganamos el dinero con la cabeza y lo perdemos con el corazón. Este adagio encierra una verdad que ha empezado a ser demostrada en la medida que los científicos profundizan más y más en el funcionamiento del cerebro humano. Así nacieron las Neurofinanzas, un enfoque de estudio que utiliza las herramientas de las neurociencias, la psicología y las finanzas para apoyarnos a tomar mejores decisiones económicas y a realizar predicciones sin esperar que nadie sea del todo racional. Quizá la principal aportación de las Neurofinanzas es haber demostrado que las decisiones financieras se basan en sus sesgos cognitivos más que en los datos sólidos que supuestamente las personas analizan. En lugar de tratar de explicar la realidad económica desde el cerebro racional, las Neurofinanzas toman en cuenta también el decisivo papel del cerebro emotivo-intuitivo y el cerebro perceptivo. Aquí destacaremos 2 lecciones que me parecen las más útiles para nuestra vida financiera diaria.


La primera gran advertencia es siempre estar atentos a la llamada ilusión de racionalidad y que se refiere a la tendencia a autojustificar con argumentos racionales a posteriori aquello que ya hemos decidido con base en nuestras emociones (ej. comprar cosas movidos por la emoción que seguramente no hubiéramos adquirido si lo hubiéramos pensado mejor). Los seres humanos recurrimos a las emociones como el primer recurso en la toma de decisiones y esto se debe a que los centros neurológicos asociados a este tipo de pensamiento corresponden a estructuras evolutivamente más primitivas. Por esa razón el sentimiento y la intuición (pensamiento rápido) siempre le ganan a la razón (pensamiento lento), aunque sea por unos milisegundos.


Esta dictadura de las emociones tiene efectos particularmente nocivos en el campo de las decisiones financieras y los investigadores coinciden en una sugerencia: los sesgos emotivos se minimizan pensando más lento y analíticamente (Eshraghi, 2019). El viejo consejo de meditarlo con la almohada justo permite dejar pasar el estímulo instantáneo de nuestras emociones para dar paso a un pensamiento más razonado. En la visión del nobel de economía Daniel Kahneman el pensamiento lento y el rápido en efecto tienen una función complementaria en muchas decisiones de la vida, pero en los aspectos financieros las mejores decisiones suelen tomarse si usamos el pensamiento cuidadoso y analítico para siempre retar a la emoción.


Una segunda lección de las Neurofinanzas es la importancia de la percepción de nuestro entorno para generar oportunidades. De esta idea existe incluso una teoría esotérica llamada la Ley de Atracción y que popularizó la noción de que los deseos pueden convertirse en realidad si se les piensa con la suficiente armonía y fuerza. Hoy sabemos que en nuestros cerebros el Sistema Reticular Activador Ascendente funciona como un filtro de la información no consciente obtenida por todos nuestros sentidos y decide qué dejar entrar con base en lo que consideramos o no como importante. Los experimentos neurológicos han observado que, induciendo la atención de individuos sobre un cierto objetivo, esta parte del cerebro comenzará a buscar oportunidades en el entorno que permitan la consecución de dicho fin. La maduración científica de estos hallazgos seguramente proporcionará aplicaciones de alto impacto en la teoría económica.


Sabemos más del universo que de nuestra propia mente así que el enfoque de las Neurofinanzas tiene un camino largo todavía por recorrer. Su contribución a las Finanzas radica hoy en ofrecernos herramientas empíricas para entender cómo los cerebros de las personas piensan y deciden en la realidad.

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