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Definir una meta patrimonial en la vida, ¿cuánto dinero es suficiente?

Actualizado: 1 mar 2022

La mayoría de las lecciones de finanzas personales suelen centrarse en fórmulas sobre cómo hacerse rico y multiplicar tu dinero. El objetivo central en la vida financiera de la mayoría de las personas parecería ser claro: entre más dinero tengas, mejor estarás y ultimadamente más feliz podrás ser. Esta concepción ambiciosa del dinero ha impulsado los más grandes emprendimientos, pero la avaricia puede convertirnos en esclavos de lo material y alejarnos de tener una meta financiera clara en la vida.


El dinero es importante, no me malinterpretes, y quienes vivimos en países como México pronto nos damos cuenta de que tenerlo puede ser la diferencia entre vivir o morir, por ejemplo, en el caso de una enfermedad. Sin embargo, buscar el dinero sin límites es también dañino, pues puede hacernos fácilmente olvidar los costos en los que debemos incurrir para tenerlo. La solución a ello radica en definir una meta patrimonial de vida. ¿Cómo saber cuánto dinero necesitaremos en la vida para nosotros y nuestros seres queridos?


Lo primero en reconocer, según los expertos, es que más dinero no siempre es mejor. La correlación entre dinero y felicidad no es tan lineal como pensamos y, de hecho, el dinero sólo contribuye a la felicidad hasta en un cierto monto de ingreso. Los economistas y psicólogos comenzaron a estudiar científicamente la relación entre dinero y felicidad en la primera década de este siglo con hallazgos muy orientadores. Un estudio encontró que los sujetos con un ingreso anual de 25 mil dólares anuales creían que un sueldo de 50 mil dólares doblaría sus niveles de felicidad en la vida. Suena lógico ¿no? El doble de ingresos nos debería dar el doble de satisfacción. Sin embargo, los datos revelaron que el grupo de personas que de hecho ya ganaban 50 mil dólares anuales reportó niveles de satisfacción tan sólo 9% superiores que los que ganaban 25 mil. El doble de dinero sólo significó un poquito más de satisfacción.


El motivo de esta relación no lineal entre dinero y felicidad se haya en lo que los economistas llaman la ley de rendimientos decrecientes cuyo fundamento se encuentra en la gran capacidad de adaptabilidad del ser humano. Una persona en el umbral de la pobreza podrá encontrar muy satisfactorio comenzar a ganar más dinero y tener acceso a muchos bienes que antes no tenía, pero en la medida que su riqueza vaya aumentando las novedades y experiencias que el dinero pueden comprar le irán sorprendiendo menos. En otras palabras, el ser humano se acostumbra muy rápidamente a la buena vida y en la medida que más se tiene más difícil es obtener satisfacción.


El más famoso estudio del dinero y la felicidad fue publicado por Angus Deaton y Daniel Kahneman en 2010, quienes analizaron las respuestas de cerca de medio millón de norteamericanos acerca de sus niveles de satisfacción en la vida y de su estado de ánimo en general. El estudio encontró que tener un ingreso bajo no provoca tristeza en sí mismo, pero hace que las personas se sientan más abatidas por los problemas que ya tienen. Por ejemplo, encontraron que entre las personas divorciadas cerca del 51% de las que ganaban menos de mil dólares al mes reportaron sentimientos de tristeza, mientras que sólo el 24% de las que ganaban más de 3 mil dólares mensuales manifestaron estar tristes. En las personas con alguna enfermedad 41% de los que ganaban poco se sentían infelices en comparación con las personas enfermas con ingresos mayores en donde sólo el 22% reportó estar triste.


Deaton y Kahneman descubrieron en los datos no sólo que el nivel de satisfacción que el dinero puede brindar va decreciendo a mayores niveles de ingreso, sino que de hecho, encontraron un nivel de ingreso en el que la mayoría de los encuestados dejó incluso de reportar un incremento de satisfacción. Los datos concluyeron que cuando una familia tiene ingresos de más de 75 mil dólares anuales ($96,500 dólares al poder de compra de febrero 2022) un dólar adicional no hace la diferencia en la felicidad. Este umbral resulta más bajo de lo que uno podría pensar y equivale en moneda local a un ingreso familiar mensual de unos 166 mil pesos mexicanos.


¿Por qué entonces caemos en la trampa de la avaricia? Las investigaciones anteriores sobre el dinero y la felicidad también han descubierto que no es la riqueza absoluta la que está vinculada a la felicidad, sino la riqueza relativa o el estatus, es decir, cuánto dinero se tiene en comparación con los conocidos, colegas, amigos y vecinos. Así que, en la medida que tus niveles de ingreso aumentan, estarás expuesto a círculos sociales de mayor poder adquisitivo y lo que antes te satisfacía de pronto ya no lo hará.


Estas conclusiones científicas nos pueden ayudar a entender nuestra relación con el dinero y a establecer metas patrimoniales propias para recordarnos que existe un límite a las satisfacciones que el dinero puede brindar. Calcular este umbral personal como meta financiera no sólo nos ayudará a cumplirla, sino sobre todo a poder disfrutar con conciencia y paz cuando logremos alcanzarla en lugar de someternos a la codicia sin fin.

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