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El Efecto Mateo y la Verdadera Justicia Económica

La ciencia económica se ha enfocado en los últimos 9 años a estudiar con gran énfasis la desigualdad. Los esfuerzos para denunciarla incluso dominan la escena cinematográfica y las series online; Parásitos (2019) y El Juego del Calamar (2021) son ejemplos paradigmáticos que presentan a la desigualdad como un rasgo distópico de nuestra sociedad. Incluso se ha dicho que el hartazgo ante la desigualdad ha alimentado a los movimientos populistas de todo el mundo. La desigualdad parecería indignarnos. Un reciente tweet del empresario mexicano Ricardo Salinas Pliego encendió las redes sociales al afirmar que “la desigualdad no sólo es inevitable sino necesaria para el progreso de la sociedad”. ¿Qué es lo que realmente nos enfada de la desigualdad? ¿En dónde radica su injusticia, si es que la hay?


Se ha culpado al actual liberalismo económico por hacer a los ricos aún más ricos y a los pobres más pobres. Lo cierto es que este fenómeno es tan antiguo como la humanidad misma. La Biblia lo relata muy bien en la parábola de los talentos. Un hombre encarga ciertas monedas a varios súbditos y a su regreso encuentra que mientras que unos las han multiplicado otro hombre en cambio la ha enterrado desaprovechando la oportunidad para generar réditos de lo recibido. “Porque a todo el que tiene más se le dará y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo poco que tiene se le quitará” (Mateo 25:14-30). Esta parábola da nombre a lo que se conoce como el Efecto Mateo y permite explicar en dónde radica verdaderamente la aparente injusticia de la desigualdad.


Desde su interpretación más materialista se entendería que aquellos que tienen más riqueza poseen simplemente mayores medios para producir más, generando aún más riqueza y retroalimentando un círculo de abundancia. En pocas palabras, “el dinero llama dinero” como dicta el refrán popular. En la economía esto se describe de hecho como una relación matemática: a mayores factores de producción, mayor el output obtenido. Sujeto a ciertos rendimientos decrecientes, en general, entre más tienes más podrás producir y esto no tiene nada de injusto, o, mejor dicho, es tan injusto como la vida misma. Pon a trabajar al Efecto Mateo un poco de tiempo y verás que pronto algunos tienen más que otros.


La desigualdad es algo natural en toda sociedad humana e incluso parece ser que es también deseable por la gente. Un serio estudio del comportamiento humano muestra que al preguntarle a las personas sobre la distribución ideal de la riqueza en sus países estas prefieren siempre la desigualdad justa sobre la igualdad injusta. A la gente no le molesta que los resultados sean desiguales, sino le importa la manera cómo se han conseguido esos resultados. Los seres humanos favorecen y persiguen la justicia como valor central al momento de asignar recursos.


La búsqueda de justicia es el verdadero trasfondo del Efecto Mateo en la Parábola de los Talentos al no referirse a simples monedas, sino a la capacidad humana para perfeccionar nuestros dones y habilidades. Los economistas llaman a esto la Tasa de Capitalización definida como el porcentaje de individuos que han podido desarrollar su potencial en una sociedad y lograr movilidad social (este podcast del famoso sociólogo y periodista Malcolm Gladwell es una exquisita explicación de este concepto a través de la historia de Carlos).


La desigualdad y la falta de movilidad social no son entonces conceptos equivalentes. Como vimos, la desigualdad además de aceptada suele referirse a la diferencia entre la riqueza de las personas. En cambio, la movilidad social examina si los medios para alcanzar dicha riqueza fueron justos o injustos. Países con altos niveles de movilidad social como los países nórdicos, Australia, Canadá o Nueva Zelanda gozan de una relativa mayor estabilidad y votan en mucho menor medida por opciones políticas populistas. Enfrentan ambientes de menor frustración ya que la asignación de recursos está mucho más correlacionada con el esfuerzo y la contribución social. En dichas sociedades el futuro de un niño o niña no está determinado por la condición económica o racial de sus padres. La injusticia no radica en la desigualdad en sí misma, sino en la incapacidad de las sociedades para dar oportunidades para todos.


Esta visión conciliadora del Efecto Mateo es explicada en el plano individual muy bien por una frase de Condoleezza Rice, primera mujer negra en ejercer como secretaria de Estado en E.E.U.U: “cuanto antes aprendas que la vida no es justa mejor te irá, porque pasarás menos tiempo lamentándote de las injusticias de la vida, estancándote en el agravio y, más tiempo averiguando cómo maximizar los talentos que tienes y la manera de lidiar con las cosas en que no eres bueno”. Las diferencias en resultados deberían justamente producirse por las decisiones que cada persona tomó para alcanzarlos y no por el ingreso de sus padres, lugar de nacimiento, género o raza.



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