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La revolución de ChatGPT y otras AI’s: ¿nuestro trabajo está en riesgo?

Honestamente no soy el mayor fanático de la tecnología, pero admito que atesoro el primer recuerdo de un gran artilugio que nos cambió la vida para siempre. Era un día de 1997 y revisando el periódico matutino vi algo que me hizo saltar, «Internet gratis» −decía ese pequeño anuncio de una supuesta empresa llamada Tutopia. Al parecer todo era tan simple como marcar desde un modem el supuesto número telefónico allí anunciado. Lleno de desconfianza y pensando que me contestaría un oportunista vendedor corrí a la hora del recreo a un teléfono de esos de tarjeta y, al completar la llamada, escuché ese sonido chirriante, agudo y a la vez agradable que sonaba cuando te conectabas al internet en los 90. Con la certeza de que todo parecía legítimo esa misma tarde llegué a casa para lanzarme corriendo a mi computadora e ingresar al primer sitio web que visité en toda mi vida, era un sitio de la CENAPRED que tenía yo apuntado en un papelito y en el que se desplegaba lentamente, cuadrito a cuadrito, la imagen del volcán Popocatépetl en tiempo real. No cabía en asombro al ver esa enorme montaña en vivo ante mis ojos.


Hace algunas semanas sentí esa misma emoción al usar ChatGPT por primera vez y recordar como hace 26 años que estaba frente a algo importante. Llevaba algunos días escuchando de esta nueva herramienta de inteligencia artificial (AI) capaz de generar texto de manera coherente sobre cualquier tema, de escribir código sin saber programar y de pintar un emotivo cuadro sin siquiera colorear. Mi primera instrucción fue simple: «elabora un artículo periodístico de 1,500 palabras exponiendo los retos político-electorales de las elecciones federales de 2024 en México». Para mi sorpresa el cursor comenzó a escribir a toda velocidad arrojando en menos de 10 segundos un trabajo final para mi gusto 100% original, interesante y publicable. Si bien no se trataba del mejor texto de análisis político de la historia sí era un mejor trabajo que muchos que he leído en periódicos de circulación nacional. Mi reacción esta vez fue de emoción mezclada con miedo, justo el temor que sientes cuando algo que te dicen que pasaría termina pasando justo de la manera como te lo contaron: una inteligencia artificial accesible a todos es ahora capaz de crear algo tan bueno como cualquier humano promedio.


Mi siguiente prueba fue más bien artística, llevaba tiempo queriendo pedir a un pintor un nuevo cuadro de mi mascota así que se me hizo fácil escribir ahora la siguiente orden, esta vez en DALL-E-2 la plataforma hermana de ChatGPT para creación de imágenes: «a painting of a young female cocker spaniel (white and brown) happily running in the beach using an Expresionist style». Los cuadros obtenidos en cuestión de segundos fueron mucho más que aceptables y debo admitir que su contenido estético pudo emocionarme un poco, algo que en teoría solo el arte hecho por humanos y no los robots podría lograr. La tecnología me había dejado boquiabierto.


¿Qué cambios inmediatos plantea esta nueva herramienta en nuestras vidas? Las opiniones de expertos apuntan a que ChatGPT (y decenas de herramientas que están surgiendo en paralelo) son un verdadero punto de inflexión al masificar el uso de la inteligencia artificial para solucionar tareas diarias donde la precisión no importa tanto, sino que es aceptable obtener un resultado que cualquier humano promedio hubiera podido generar. En otras palabras, si bien el uso de las AI’s se había reservado a tareas de alta dificultad con resultados dudosos y una todavía alta necesidad de supervisión humana, tales como el manejo autónomo de un automóvil, el lanzamiento de un cohete o la detección de células cancerígenas, ahora se espera que su uso crezca de manera exponencial en tareas en las que la precisión no sea cosa de vida o muerte, como elaborar un plan de marketing, recomendar una dieta semanal para bajar de peso o escribir un artículo de opinión política.


El temor no se ha hecho esperar como es habitual ante novedades como esta. Si bien no existen todavía estudios serios respecto al número de empleos que serán sustituidos por ChatGPT, algunos expertos han lanzado estimaciones tan severas como escenarios de reemplazo del 20% de la fuerza laboral global en los siguientes cinco años, particularmente en naciones como India en donde se calcula que 800,000 empleos serían erradicados inmediatamente tan solo en los siguientes meses. A diferencia de varios avances tecnológicos del pasado donde los empleados menos calificados resultaron los más amenazados con la introducción de máquinas que sustituían el trabajo manual, ChatGPT amenaza ahora sobre todo a los trabajadores profesionistas o white-collar workers con tareas cognitivas avanzadas.


La historia empresarial nos ha dejado claro que cuando las compañías pueden sustituir a las personas por máquinas no se detendrán en hacerlo, creando pérdidas sociales en el corto plazo; sin embargo, también hemos aprendido que todos los avances tecnológicos crean con el tiempo una redefinición de las capacidades humanas que terminan potencializando la productividad y el bienestar de la mayor parte de individuos. Se trata de herramientas que multiplican la creación de valor y que abren la puerta a miles de nuevas formas de oficios hasta ahora no imaginables.


Tal como el mismo ChatGPT escribió como propuesta para cerrar esta entrada, «la inteligencia artificial puede ser una herramienta útil para automatizar ciertos trabajos, pero todavía hay muchas tareas que requieren la habilidad humana para resolver problemas complejos y tomar decisiones; por lo tanto, es poco probable que ChatGPT acabe con el empleo de profesionistas en el corto o mediano plazo». ¡Nada mal para haber sido escrito por un robot!



Imagen generada en DALL-E-2, Alfredo Nava



Imagen generada en DALL-E-2, Alfredo Nava

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