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Lehman Sisters

Actualizado: 17 jul 2022


Los seres humanos operamos día a día sobre la base de preconcepciones sociales. Ya sea por experiencias previas o la enseñanza directa, nuestra mente está llena de modelos conceptuales que comparamos constantemente con la realidad para emitir juicios con agilidad respecto a los que nos rodean. Si te preguntara, por ejemplo, a quién confiarías la educación preescolar de tu hijo o hija, a la mayoría de nosotros nos vendría a la mente la imagen de una joven mujer dulce, pero pocos pensaríamos en primera instancia que esa tarea fuera tomada por un hombre. En contraste, si pensáramos a qué tipo de persona confiaríamos nuestras finanzas casi todos imaginaríamos a un hombre blanco vestido de traje azul obscuro.


Michael Lewis, un periodista y escritor de best sellers que han sido llevados a la televisión como The Big Short, documentó este fenómeno luego de aceptar que él mismo ganó cientos de miles de dólares por dar consejos financieros sin tener la mínima idea de lo que estaba haciendo, algo de hecho extremadamente común en el mundo de las finanzas en el que por cierto la subrepresentación de mujeres en posiciones de liderazgo es muy marcada.


Uno de los ejemplos más impactantes de prejuicios en la selección de expertos ocurre a 35 mil pies de altura. La escena se repite varias veces al año cuando en medio de emergencias médicas las tripulaciones preguntan si a bordo del avión se encuentra algún médico; cuando las mujeres médicas acuden al llamado son ignoradas de inmediato. Tenemos la ayuda que necesitamos −es una respuesta usual mientras que la situación es atendida por un enfermero blanco con mucho menor preparación o algún hombre que manifiesta simplemente saber de primeros auxilios; hay tantos casos que el fenómeno ha tomado voz en el movimiento Invisible Female Doctors in Planes.


¿Por qué nos cuesta tanto trabajo reconocer a las expertas y en cambio nos ponemos usualmente en las manos de charlatanes, casi siempre hombres por cierto?


Uno de los estudios más citados respecto a este fenómeno fue publicado en 2011 por la Columbia Business School. En dicho estudio se muestra que es la autoconfianza (diferencias en la manera en cómo las mujeres y hombres se ven a sí mismos) lo que podría estar detrás de estos sesgos de discriminación. Demostraron experimentalmente que los hombres califican su rendimiento un 30% más alto o mejor de lo que realmente fue, mientras que las mujeres tienden a no exagerar en su rendimiento o a hacerlo en menor medida. En opinión del estudio, el exceso de confianza de los hombres suele ser erróneamente confundido con buen rendimiento, pasando por alto a mejores candidatas y expertas.


No es casualidad que en mis quince años de carrera en el sector financiero únicamente he tenido como jefa a una mujer durante sólo 3 meses, situación repetida en un sector donde menos del 15% del nivel ejecutivo son mujeres. Hay quien dice que el estilo de los hombres, sobrepasado en confianza y amantes del riesgo, está detrás de crisis importantes, argumentando que el cataclismo financiero de Lehman Brothers no hubiera de hecho ocurrido si hubiera sido Lehman Sisters.


Esta hipótesis toma forma en la gran bancarrota de Islandia de 2008, país que conformó una Comisión de la Verdad y que es quizá el juicio de género mejor documentado en la historia. En esta investigación se describe como la cultura machista y temeraria de un sistema financiero, empresarial y político liderado por hombres provocó el más grande colapso bancario de cualquier país en la historia. Las complicidades de una red de líderes bucaneros e imprudentes, con tendencia a la sobrevaluación de sus resultados, hicieron despertar a este país que decidió poner fin a sus liderazgos vikingos e iniciar una transformación que comenzó por el envío a prisión de los directores generales de sus tres principales bancos y su reemplazo en dos de estos casos por mujeres. Los cambios tocaron cada espacio de la sociedad con una destitución masiva de funcionarios que alcanzó al primer ministro, sustituido también por la primera mujer en ocupar el puesto.


Los golpes fuertes vienen acompañados de lecciones y hoy Islandia, 14 años después de su gran crisis económica, ocupa el primer lugar en el mundo en equidad de género; un país que exige a su gobierno y empresas pagar los mismos niveles de sueldo a hombres y mujeres por trabajos equivalentes so pena de multas, que exige la enseñanza de equidad de género en todos los niveles educativos y que promueve una cuota de al menos 40% de mujeres en los consejos de administración de empresas privadas y paraestatales.

Si bien el problema de estas conclusiones es que no puedes saber exactamente cómo será el comportamiento de una mujer o un hombre sólo por serlo, sí parten de comportamientos promedio que exhiben los riesgos de concentrar el poder en uno de los géneros. Quizá la historia de Lehman Sisters no hubiera sido tan diferente, nadie lo sabe realmente, pero en efecto hay razones para pensar que a Lehman Sisters & Brothers le hubiera ido mejor.

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